Caballeros que no habían trabajado nunca e iban vestidos con lujosos trajes tenían que suplir a los menestrales y agricultores enfermos. Muchos de ellos no buscaban riquezas. Habían hecho el viaje a las tierras del Gran Kan para realizar hazañas en países orientales, como los paladines de las novelas caballerescas… ¡Y cuando soñaban con ser héroes de epopeya, se veían convertidos en trabajadores manuales, semejantes a los que habían considerado siempre en Europa como de un rango inferior!…
Al mismo tiempo Colón deseaba continuar sus viajes marítimos. Se hallaba cerca de Cuba, que era, según él, la punta avanzada de Asia. Lo mejor para sacar a la colonia de su incierta situación era que él fuera animosamente en busca del Gran Kan, navegando hacia Poniente. Tal vez sólo le separaban unas cuantas singladuras de los grandes puertos de Asia. Y dejando otra vez la ciudad bajo el gobierno de su hermano Diego, se embarcó el 24 de Abril, llevando con él a Juan de la Cosa, el célebre piloto, que le había seguido igualmente en este segundo viaje. Costeando la península llamada Cuba daría indudablemente con el famoso Catay.
Para evitar las enfermedades de Isabela, asegurando al mismo tiempo su dominio sobre la isla, ordenó que se esparciesen por el interior todas las tropas. Alonso de Ojeda; con cincuenta hombres, debía guarnecer el fuerte de Santo Tomás. El resto del ejército, mandado por don Pedro Margarit, correría la provincia de Cibao y luego toda la Española. Y se lanzó a navegar, dejando en Isabela a su hermano, que no obstante ser extremadamente devoto, vivía en guerra abierta con el padre Boil. Margarit, por su parte, consideró inútil el paseo militar por la isla, prefiriendo instalarse en los pueblos de la dulce Vega Real, donde los soldados empegaron a desmoralizarse, llevando una vida de voluptuosidades y violencias. Hasta dejaron de formar un cuerpo compacto y se dividieron en partidas, que corrían a su gusto el país en busca de oro.
Vicente Blasco Ibáñez
El caballero de la Virgen
El caballero de la Virgen es el sobrenombre dado a Alonso de Ojeda, prototipo de los descubridores españoles de América, cuya vida se narra en esta obra.