Entre las fiestas que distraían la existencia laboriosa de los escolares salmantinos, cerrando las puertas del Estudio, deben citarse las solemnes ceremonias religiosas celebradas en su recinto, no sólo por las grandes festividades de Navidad, Semana Santa, Pascua de Pentecostés y Corpus, sino en todos aquellos días consagrados por la Iglesia a las distintas advocaciones de la Virgen María. Con tal motivo se celebraban solemnes funciones religiosas, serpenteando a través del laberinto de las estrechas calles las filas de devotos y penitentes en procesiones concurridas, mientras sonaban las innumerables campanas de sus iglesias y conventos, entre ellas aquellas campanas parroquiales que, según el Fuero de Salamanca, tañían dos veces para anunciar el fallecimiento de mujer, y tres si el difunto era varón.
Resultaban muy solemnes y concurridas las fiestas con que la Universidad de Salamanca se sumaba al regocijo nacional con motivo de la proclamación de nuevos reyes, organizándose desfiles suntuosos, cabalgatas, actos académicos, veladas teatrales y corridas de toros. SIGUE
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