11 septiembre 2022

LIMONERO

LIMONERO
Escuchas, mientras caen de la tarde,
las notas del piano de Glenn Gould.
Las «Golberg Variations»
son gotas transparentes de una lluvia
que alguien piensa en silencio.
Junto a las grandes hiedras de este patio,
mientras llenas tus ojos de crepúsculo,
hallas entre las notas el recuerdo
de cuando al instalarte en esta casa
plantaste un limonero, hoy ya muerto.

Joan Margarit

Todos los poemas (1975-2012)

Desde Restos de aquel naufragio hasta Se pierde la señal


LUZ DE LLUVIA
Primera edición publicada en
Ediciones Península, colección Poética,
Barcelona, 1987

Cabezas de girasoles

flores, plantas y más

10 septiembre 2022

FLORESTA DE LA ANT. LÍRICA POPULAR

 (Canzoniére Classcnse.) Sin duda era boda de viejos o viudos que tal cencerrada merece.
 
Una música le dan
a Juanilla en este son:
dinguilindín,
dongolondón,
fan farán fan,
bu bu bum bum,
¡viva la gala de Pero Antón!
Antón que está fuertemente
de Juanilla enamorado
una música ha trazado
con Bartolo, Paulo y Llórente.
Todos de concierto están
de tañer el esquilón :
dinguilindín,
dongolondón
fan farán fan,
bu bu bum bum,
¡viva la gala de Pero Antón!
Llevo sartén y caldera,
porque Antón mejor gusta,
porque en estremo gusta
de música de espetera
y, por si enemigos van,
sacó Llórente un lanzón :
dinguilindín,
dongolondón,
fan farán fan,
bu bu bum bum,
¡viva la gala de Pero Antón!
Pensando que está despierta
comenzó Juan el primero
con la mano del mortero
a dalle en la delantera,
y, aunque durmiendo están,
recordaron a este son :
dinguilindín,
dongolondón,
fan farán fan,
bu bu bum bum,
¡viva la gala de Pero Antón!
Antón tocaba el harnero
y Paulo su guitarrilla,
Bartol le tiró a Juanilla
con el boche del zapatero,
entró Gil y sagrestán
cantando el quirie eleyson,
dinguilindín,
dongolondón,
fan farán fan,
bu bu bum bum,
¡viva la gala de Pero Antón!
 
(Canzoniére Classcnse.) Sin duda era boda de viejos o viudos que tal cencerrada merece.
 
FLORESTA DE LA ANT. LÍRICA POPULAR
Julio Cejador y Frauca

Mimosa pudica

flores, plantas y más

09 septiembre 2022

LAS HOJAS DEL OTOÑO (1831)

SOL PONIENTE
Esta tarde se ha puesto el sol entre las nubes;
Al alba habrá tormenta y al ocaso, y de noche;
Vendrá luego otra aurora de obstruidos vapores;
Después noches y días, pasos del tiempo que huye.
Estos días pasarán y pasarán en tromba
Sobre el rostro de mares, sobre la faz de montes,
Sobre los ríos de plata, los bosques donde rueda
Como un himno confuso de los muertos que amamos;
Y el rostro de las aguas y el perfil de las cumbres
Plegados, más lozanos y los verdeantes bosques
Remozados al cabo, y el riachuelo campestre
al monte robará la onda que al mar entrega.
Pero yo, con la frente más baja cada día,
Yo pasaré y, friolento, bajo este cielo alegre,
Me marcharé muy pronto, en mitad de la fiesta
Sin que nada le falte al mundo luminoso.

Victor Hugo

Lo que dice la boca de sombra y otros poemas

Mimosa pudica

 flores, plantas y más

08 septiembre 2022

Así comienza: Pedro Páramo

Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo. Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría; pues ella estaba por morirse y yo en plan de prometerlo todo. «No dejes de ir a visitarlo —me recomendó—. Se llama de este modo y de este otro. Estoy segura de que le dará gusto conocerte». Entonces no pude hacer otra cosa sino decirle que así lo haría, y de tanto decírselo se lo seguí diciendo aun después que a mis manos les costó trabajo zafarse de sus manos muertas.
Todavía antes me había dicho:
—No vayas a pedirle nada. Exígele lo nuestro. Lo que estuvo obligado a darme y nunca me dio… El olvido en que nos tuvo, mi hijo, cóbraselo caro.
—Así lo haré, madre.
Pero no pensé cumplir mi promesa. Hasta que ahora pronto comencé a llenarme de sueños, a darle vuelo a las ilusiones. Y de este modo se me fue formando un mundo alrededor de la esperanza que era aquel señor llamado Pedro Páramo, el marido de mi madre. Por eso vine a Comala.
Era ese tiempo de la canícula, cuando el aire de agosto sopla caliente, envenenado por el olor podrido de las saponarias.
El camino subía y bajaba: «Sube o baja según se va o se viene. Para el que va, sube; para el que viene, baja».
—¿Cómo dice usted que se llama el pueblo que se ve allá abajo?
—Comala, señor.
—¿Está seguro de que ya es Comala?
—Seguro, señor.
—¿Y por qué se ve esto tan triste?
—Son los tiempos, señor.

22 de noviembre

  Deirdre frunció el entrecejo. —No al «Traiga y Compre» de Nochebuena —dijo—. Fue al anterior… al de la Fiesta de la Cosecha. —La Fiesta de...