El 'penitente' y el puesto de flores de la esquina

Octubre, un soneto de Juan Ramón Jiménez

Estaba echado yo en la tierra, enfrente
del infinito campo de Castilla,
que el otoño envolvía en la amarilla
dulzura de su claro sol poniente.
Lento, el arado, paralelamente
abría el haza oscura, y la sencilla
mano abierta dejaba la semilla
en su entraña partida honradamente.
Pensé arrancarme el corazón, y echarlo,
pleno de su sentir alto y profundo,
al ancho surco del terruño tierno,
a ver si con romperlo y con sembrarlo,
la primavera le mostraba al mundo
el árbol puro del amor eterno.

Juan Ramón Jiménez (1914-15)

Año de muchas nieves...

Un camino particular

Juegos sobre la tierra encharcada

El más bello poema de amor de la lengua castellana y algunas alternativas a su puntuación

...el más hermoso de toda la poesía española, al decir apasionado de Dámaso Alonso

Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra, que me llevare el blanco día;
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;
más no, de esotra parte, en la ribera
dejará la memoria, en donde ardía;
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a la ley severa.
Alma a quien todo un dios prisión ha sido
venas que humor a tanto fuego han dado,
médulas que han gloriosamente ardido,
su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, mas tendrán sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.

Francisco de Quevedo y Villegas

Mª Ángeles en Santa Eufemia y unas gominolas de colores