15 abril 2008
14 abril 2008
13 abril 2008
Ernestina de Champourcin
1
LA lluvia, desnudando, apasionada y lenta,
LA lluvia, desnudando, apasionada y lenta,
las enjoyadas sienes del árbol pensativo,
cala el suelo alfombrado y sus agujas leves
ahondan en la tierra los cristales del frío.
El alma es una sombra: la soledad de un velo
El alma es una sombra: la soledad de un velo
que esboza la irisada faceta de mis dudas,
¿El horizonte gris es acaso la escena
donde surge a diario la belleza desnuda?
Aguaje de luceros, diamantes de rocío.
Aguaje de luceros, diamantes de rocío.
Brilla el arco sin forma de una vaga esperanza.
El pastor de la espuma conduce su rebaño
hacia el perfil de concha que dibuja la playa.
2
HOJA blanca de hoy, de siempre, de mañana.
2
HOJA blanca de hoy, de siempre, de mañana.
Frutal de cada día, semilla fecundada
por un rayo de luz o una gota de agua.
La vida fluye abajo, arrastrándose vana.
Encima de mi frente, los divinos fantasmas
del sueño verdadero, los éxtasis del alma...
cicatrices de oro, que mi pluma va abriendo
sobre la hoja blanca.
(del libro "Ahora")
ERNESTINA DE CHAMPOURCIN
VIDA
"Nací en Vitoria el 10 de julio de 1905; éste es el único dato real y esencial de mi biografía. El resto es... literatura, y no de la más amena. Mi infancia y mi adolescencia constituyen el cielo verdaderamente intelectual de mi vida. Durante esos años he escrito y leído en serio, cómicamente en serio. Mis muñecas y mis allegados tuvieron que sufrir las exuberantes y acaparadoras primicias de mi vocación literaria. Pero esto es historia antigua, mejor dicho, historieta. En la actualidad no puedo oír mi nombre, acompañado por el horrible calificativo de poetisa, sin sentir vivos deseos de desaparecer, cuando no de agredir al autor de la desdichada frase."
Murió en Madrid retirada y olvidada por todos, en marzo de 1999
12 abril 2008
Silas Maner de GEORGE ELIOT (Cap-7)
Un momento después, sin embargo, pareció que los fantasmas fueran de naturaleza más condescendiente que lo que pretendía el señor Macey, porque de pronto se vio la figura pálida y flaca de Silas Marner. De pie entre la luz cálida de la pieza, no profería palabra, pero giraba por la asamblea la mirada de sus ojos extraños y sobrenaturales. Las largas pipas hicieron un movimiento simultáneo, como el de las arterias de insectos asustados. Todos los presentes, sin exceptuar al escéptico herrador, tuvieron la impresión de que veían a un aparecido y no a Silas Marner en carne y hueso. En efecto, la puerta por que había entrado Silas estaba oculta por los bancos de alto respaldar, y nadie había advertido su llegada. SIGUE AQUÍ
Suscribirse a:
Entradas (Atom)