20 febrero 2008
Roma capital de un Imperio
En el año 64, Josefo fue encargado de ir a Roma con la misión de solicitar la libertad de dos fariseos detenidos por la autoridad romana. Allí fue presentado a Popea, a la que halló bien dispuesta en favor del pueblo Mío, como resultado de los informes que había recibido de un comediante judío llamado Alitiros. Gracias a Popea, Josefo obtuvo éxito en su demanda: sus compatriotas fariseos fueron puestos en libertad y, por añadidura, recibió de la emperatriz algunos regalos. Se cree que de esa estancia en Roma provino su sentimiento, si no de lealtad inmediata hacia los romanos, por lo menos la convicción de que el poder romano era invencible, y desafiarlo constituía una locura de los judíos. Cuando, poco después de regresar a Judea, estalló la revuelta del año 66 se puso a su servicio, pero con una confianza ya desfallecida por anticipado.
sobre el libro "Las Guerras de Los Judíos" de Flavio Josefo
19 febrero 2008
18 febrero 2008
PARADOJA DE TRISTRAM SHANDY
Tristram Shandy, como todos sabemos, empleó dos años en historiar los primeros dos días de su vida y deploró que, a ese paso, el material se acumularía de invenciblemente y que, a medida que los años pasaran, se alejaría más y más del final de su historia. Yo afirmo que si hubiera vivido para siempre y no se hubiera apartado de su tarea, ninguna etapa de su biografía hubiera quedado inédita. Hubiera redactado el centésimo día en el centésimo año, el milésimo día en el milésimo año, y así sucesivamente. Todo día, tarde o temprano, sería redactado. Esta proposición paradójica, pero verdadera, se basa en el hecho de que el número de días de la eternidad no es mayor que el número de años.
de Bertrand Russell, Mysticism and Logic (1917). Publicado por JORGE LUIS BORGES & ADOLFO BIOY CASARES en CUENTOS BREVES Y EXTRAORDINARIOS
17 febrero 2008
LA SECTA DEL LOTO BLANCO
Había una vez un hombre que pertenecía a la secta del Loto Blanco. Muchos, deseosos de dominar las artes tenebrosas, lo tomaban por maestro.
Un día el mago quiso salir. Entonces colocó en el vestíbulo un tazón cubierto con otro tazón y ordenó a los discípulos que los cuidaran. Les dijo que no descubrieran los tazones ni vieran lo que había adentro.
Apenas se alejó, levantaron la tapa y vieron que en el tazón había agua pura y en el agua un barquito de paja, con mástiles y velamen. Sorprendidos, lo empujaron con el dedo. El barco se volcó. De prisa lo enderezaron y volvieron a tapar el tazón.
El mago apareció inmediatamente y les dijo:
-¿Por qué me habéis desobedecido?
Los discípulos se pusieron de pie y negaron. El mago declaró:
-Mi nave ha zozobrado en el confín del Mar Amarillo. ¿Cómo os atrevéis a engañarme?
Una tarde, encendió en un rincón del patio una pequeña vela. Les ordenó que la cuidaran del viento. Había pasado la segunda vigilia y el mago no había vuelto. Cansados y soñolientos, los discípulos se acostaron y se durmieron. Al otro día la vela estaba apagada. La encendieron de nuevo.
El mago apareció inmediatamente y les dijo:
-¿Por qué me habéis desobedecido? Los discípulos negaron:
-De veras, no hemos dormido. ¿Cómo iba a apagarse la luz? El mago les dijo:
-Quince leguas erré en la oscuridad de los desiertos tibetanos y ahora queréis engañarme. Esto atemorizó a los discípulos.
Un día el mago quiso salir. Entonces colocó en el vestíbulo un tazón cubierto con otro tazón y ordenó a los discípulos que los cuidaran. Les dijo que no descubrieran los tazones ni vieran lo que había adentro.
Apenas se alejó, levantaron la tapa y vieron que en el tazón había agua pura y en el agua un barquito de paja, con mástiles y velamen. Sorprendidos, lo empujaron con el dedo. El barco se volcó. De prisa lo enderezaron y volvieron a tapar el tazón.
El mago apareció inmediatamente y les dijo:
-¿Por qué me habéis desobedecido?
Los discípulos se pusieron de pie y negaron. El mago declaró:
-Mi nave ha zozobrado en el confín del Mar Amarillo. ¿Cómo os atrevéis a engañarme?
Una tarde, encendió en un rincón del patio una pequeña vela. Les ordenó que la cuidaran del viento. Había pasado la segunda vigilia y el mago no había vuelto. Cansados y soñolientos, los discípulos se acostaron y se durmieron. Al otro día la vela estaba apagada. La encendieron de nuevo.
El mago apareció inmediatamente y les dijo:
-¿Por qué me habéis desobedecido? Los discípulos negaron:
-De veras, no hemos dormido. ¿Cómo iba a apagarse la luz? El mago les dijo:
-Quince leguas erré en la oscuridad de los desiertos tibetanos y ahora queréis engañarme. Esto atemorizó a los discípulos.
de Richard Wilhelm, Chinesische Volksmaerchen (1924). Publicado por JORGE LUIS BORGES & ADOLFO BIOY CASARES en CUENTOS BREVES Y EXTRAORDINARIOS
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