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17 octubre 2024

... ejercer como médico el día 17 de octubre del anno domini de 1506.

 La prueba de Ramón Callicó

Al término de su segundo año de aprendizaje, Yonah empezó a ver claro el camino de su vida y cada día le seguía deparando nuevas emociones a medida que iba asimilando las enseñanzas de Nuño. Ambos ejercían su profesión en toda la campiña que rodeaba Zaragoza, estaban muy ocupados en el consultorio y acudían a visitar en sus casas a los pacientes que no podían desplazarse. Casi todos los enfermos de Nuño pertenecían al pueblo llano de la ciudad y las alquerías de los alrededores. Algunas veces lo mandaba llamar algún noble que precisaba de los servicios de un médico y él siempre acudía a la llamada, pero le advertía a Yonah de que los nobles eran muy autoritarios y muchas veces se mostraban reacios a pagar los servicios de los médicos, por lo que él prefería no mantener tratos con ellos. Sin embargo, el 20 de noviembre del año 1504, recibió una llamada que no pudo desatender.
A finales de aquel verano, tanto el rey Fernando como la reina Isabel habían contraído una enfermedad debilitante. El Rey, un hombre muy fuerte cuya constitución se había forjado en la caza y la guerra, se había recuperado muy pronto, pero su esposa estaba cada vez más débil. El estado de Isabel había ido empeorando durante su visita a la ciudad de Medina del Campo y Fernando había mandado llamar de inmediato a media docena de médicos, entre ellos, Nuño Fierro, el médico de Zaragoza.
—Pero vos no podréis ir —protestó Yonah—. El viaje a Medina del Campo dura diez días. Ocho días como mínimo, si uno se mata cabalgando.
Se lo decía en serio, pues sabía que Nuño estaba delicado de salud y no se encontraba en condiciones de emprender aquel viaje.
Sin embargo, el médico se mostró inflexible.
—Ella es mi reina. Una soberana en apuros tiene que ser atendida con la misma solicitud que un hombre o una mujer comunes.
—Permitidme, por lo menos, que os acompañe —le rogó Yonah.
Pero Nuño se negó.
—Tenéis que permanecer aquí para seguir atendiendo a nuestros pacientes —objetó.
Cuando Yonah y Reyna le suplicaron que buscara por lo menos a alguien que lo acompañara en el viaje, Nuño se dio por vencido y contrató a Andrés de Ávila, un hombre de la ciudad. Ambos emprendieron el camino a primera hora de la mañana siguiente.

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