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19 diciembre 2021

19 de diciembre

 Emily Brontë, el mayor silencioso

La vida de Emily Brontë fue tan corta y callada y es ya tan remota que no muchas cosas se saben de ella, lo cual no es obstáculo para que sus compatriotas biógrafos la relaten en gruesos volúmenes por lo general muy vacuos. Aunque las hermanas Brontë son siempre tres para la historia, en realidad fueron cinco, a las que se olvida añadir con demasiada frecuencia al hermano Branwell, no por calamitoso y alcohólico menos importante en la vida de la más célebre. Las dos hermanas con las que nunca se cuenta se llamaban María y Elizabeth, y murieron aún niñas una tras otra a causa de la tuberculosis. En un episodio más bien dickensiano, fueron maltratadas por sus profesoras poco antes del desenlace, obligadas a levantarse de la cama, castigadas e insultadas estando ya enfermas. La posteridad ha hecho a Emily un extraño reproche: que, siendo la niña mimada de todo el colegio, no intercediera por las víctimas, sino que guardara silencio ante la injusticia. El reproche es particularmente antojadizo porque la autora de Cumbres borrascosas no tenía ni seis años, cinco y cuatro menos, respectivamente, que sus dos vejadas hermanas. Detrás de ellas venía Charlotte y luego Branwell, y a continuación de Emily, Anne, la más pequeña, novelistas todas las supervivientes, Branwell sólo poeta frustrado. La madre había muerto cuando Emily Brontë tenía tres años y todas se educaron con un padre de origen irlandés, no reñido con las letras ya que escribía sermones. Otros miembros menos piadosos de la familia las iniciaron en la tradición oral, con la habitual preferencia por las historias de fantasmas y demonios y duendes de los cuentistas de Irlanda. Sin duda ahí estableció contacto Emily por vez primera con lo sobrenatural, que sobrevuela desde la primera hasta la última página de su única novela.

19 diciembre 2020

19 de diciembre

César vuelve a Roma a mediados de septiembre del 45 y permanece allí sin más interrupciones que esporádicas salidas por Italia, hasta su muerte en los idus (día 15) de marzo del 44. El 19 de diciembre había comido en Puteoli con Cicerón. La velada «fue muy agradable […]; en la conversación nada serio; muchas cuestiones eruditas, ¿qué quieres que te diga? Él se lo pasó bien y estuvo a gusto […]. Ahí tienes una recepción, o acuartelamiento, odiosa para mí, ya te lo he dicho, pero no desagradable». Cada vez se aleja más de la idea de la república tradicional: se hace nombrar dictador perpetuo y acrecienta sus honores divinos; por otra parte, prepara una gran expedición contra los dacios y los partos. La fecha de la partida era el 18 de marzo… 

Cicerón continúa su febril actividad literaria: salen de sus manos los tres libros del De natura deorum, el De senectute, los dos del De diuinatione. En cambio apenas interviene en asuntos públicos, aunque sigue pendiente de ellos: 

me parece increíblemente vergonzosa mi actitud de asistir a las cosas que aquí pasan […]; no estuviste en el Campo de Marte cuando […] aquél, que había tomado los auspicios para los comicios tributos, realizó los centuriados, anunció a la hora séptima el cónsul que habría de ejercer hasta el 1 de enero… que empezaba a la mañana siguiente. Sabe, pues, que durante el consulado de Caninio nadie ha desayunado; bien es verdad que tampoco ha habido ningún daño; fue, en efecto, de una maravillosa vigilancia, porque en todo su consulado no vio el sueño. Estas cosas te parecen de risa porque no estás aquí. Si las vieras, no podrías contener las lágrimas. 

No participó en la conjura que dio muerte a César, si bien, como había acudido al senado con la intención de defender a Dolabela de las maniobras de Marco Antonio, presenció el asesinato, y así le dice a Ático semanas más tarde: «¿qué me aportaría a mí ese cambio de dueño excepto la alegría que se llevaron mis ojos con la justa muerte del tirano?». Luego asistió a una reunión en el Capitolio, propuso que los pretores convocaran allí al senado y se mostró contrario a negociar con Marco Antonio. Sin embargo, al final se decidió mandar una delegación, de la que Marco rehusó formar parte, para parlamentar con él y con Lépido, a la sazón magister equitum.

Marco Tulio Cicerón
Discursos. Verrinas (Discurso contra Q. Cecilio - Primera sesión - Segunda sesión (Discursos I y II))

22 de noviembre

  Deirdre frunció el entrecejo. —No al «Traiga y Compre» de Nochebuena —dijo—. Fue al anterior… al de la Fiesta de la Cosecha. —La Fiesta de...