Cuando Aramón vio que Claudás no lo quería como señor, emprendió guerra contra él, aunque éste contaba con la ayuda del rey de Gaula y todo su poder; Aramón perdió mucho en aquella guerra que duró demasiado. Algún tiempo después fue a ver a Uterpandragón —que era rey de Gran Bretaña— y se hizo vasallo suyo para que le ayudase en la guerra. Uterpandragón atravesó el mar con todas sus fuerzas y recibió la noticia de que el rey de Gaula con sus nobles se había puesto en marcha para ayudar a Claudás contra Aramón. Uterpandragón y Aramón atacaron a Claudás, lo derrotaron y le quitaron toda la tierra, expulsándolo de ella; sus posesiones fueron destruidas hasta el punto que no quedó piedra sobre piedra en ninguna fortaleza, a excepción de Bourges, que se libró del fuego y no fue arrasada por orden de Uterpandragón, de este modo quiso honrar el recuerdo de que había nacido allí. Uterpandragón estuvo en Bretaña la Menor cuanto le apeteció y después pasó a Gran Bretaña; desde entonces, Bretaña la Menor está bajo el reino de Logres.
Anónimo
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