A las nueve de la mañana, mientras atravesábamos la plaza de la Giralda, comenzaron a repicar las campanas alocadamente. "Tocan las campanas porque pasa un teólogo", dijo con su habitual sentido del humor Saramago. "No", le contesté en el mismo tono, "repican las campanas porque un ateo está a punto de convertirse". "Eso nunca", me respondió. "Ateo he sido toda mi vida y ateo moriré". De inmediato recordé una poética definición de Dios que le recité sin vacilación: "Dios es el silencio del universo, y el ser humano, el grito que da sentido a ese silencio". "Esa definición es mía", reaccionó enseguida el premio Nobel. "Efectivamente, por eso la he citado", le contesté. "Y esa definición está más cerca de un teólogo místico que de un ateo". Se trata, a mi juicio, de una de las más bellas definiciones de Dios...
JUAN JOSÉ TAMAYO en Babelia 17.10.09
JUAN JOSÉ TAMAYO en Babelia 17.10.09
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