"Penetran alegremente los dorados rayos del sol por entre el verde sombrío de los abetos. Las raíces de los árboles forman una especie de escalera natural. Por doquiera vense mullidos bancos, pues las piedras están cubiertas por una capa, de un pie de espesor, de las más hermosas clases de musgo, formando como almohadones de terciopelo verde claro. Siéntese dulce frescura y sonador murmullo de fuentes. Acá y allá se ve correr, por debajo de las piedras, el agua, en hilos plateados que van a bañar las desnudas raíces y fibrillas de los árboles, Y cuando, sintiéndose atraído, se inclina uno sobre ellas, parece sorprenderse la misteriosa historia de la formación vegetal y el tranquilo latir del corazón de la montaña. En ciertos sitios brota el agua de las piedras y de las raíces pequeñas cascadas. Tales sitios invitan a sentarse. Se oyen allí murmullos y susurros misteriosos; las aves cantan con acento entrecortado por la pasión; los árboles charlan como las lenguas de mil doncellas, y nos miran con otros tantos bellos ojos las extrañas flores silvestres, extendiendo hasta nosotros sus hojas anchísimas y malignamente estriadas; centellean acá y allá juguetones los alegres rayos del sol; las delicadas hierbecillas se cuentan verdes consejos todo está como encantado, va haciéndose más misterioso, cobra vida un olvidado sueño, aparece la amada... ¡Ah! ¡por qué tan rápidamente vuelve a desvanecerse!"
de “CUADROS DE VIAJE” por ENRIQUE HEINE
13 agosto 2007
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