23 noviembre 2020
22 noviembre 2020
22 de noviembre
Si el cortador de azúcar había recibido el empleo que suponía, aquello resultaba vital. El Festival de la Cosecha se había celebrado a fines de septiembre. Entre dicha fecha y Nochebuena —el 22 de noviembre, para ser exacto— habían matado a mistress McGinty. ¿De quien había sido propiedad el cortador por entonces?
Se dirigió a la estafeta. Mistress Sweetiman siempre estaba dispuesta a ayudar, y hacía cuanto se hallaba a su alcance. Aseguró haber asistido a las dos ventas. A veces se encontraban en ellas cosas que valía la pena adquirir. Ayudaba también a montarlo todo. Aunque la mayor parte de la gente no mandaba de antemano su aportación, sino que se presentaba personalmente con ella.
Se dirigió a la estafeta. Mistress Sweetiman siempre estaba dispuesta a ayudar, y hacía cuanto se hallaba a su alcance. Aseguró haber asistido a las dos ventas. A veces se encontraban en ellas cosas que valía la pena adquirir. Ayudaba también a montarlo todo. Aunque la mayor parte de la gente no mandaba de antemano su aportación, sino que se presentaba personalmente con ella.
Agatha Christie
La señora McGinty ha muerto.
(Hércules Poirot)
Las puertas de Cristina Iglesias para el Museo del Prado (año 2007)
21 noviembre 2020
21 de noviembre
Si los Peregrinos buscaban la libertad de conciencia, llegaron al lugar indicado. En América, la conciencia de todo el mundo es inusualmente libre.
Bueno, el Mayflower llegó al puerto de Provincetown el 21 de noviembre de 1620, y llegaron a Plymouth a tiempo para el Día de los Antepasados. Atracaron cerca de una gran roca conocida como el Peñón de Plymouth. Plymouth les gustó mucho y decidieron quedarse allí, aunque vieron alrededor a algunos indios que ponían mala cara. Es casi imposible impedir que los indios pongan mala cara. No lo hacen con mala intención, sólo es que no pueden evitarlo.
Miles Standish estaba preparado para pelear contra los indios con su ejército de ocho hombres, pero lo único que querían los indios era algo de comer. Y si las madres Peregrinas les hubieran dado un tentempié, los indios habrían vuelto al día siguiente con un grupo de entre cinco y ochenta amigos. Los indios no son invitados ideales a cenar. Se comen toda la carne blanca y cogerán la última pieza de la fuente mientras tú intentas cogerla para ti. Nunca miran al anfitrión porque están demasiado ocupados mirando la comida.
Will Cuppy
Ocaso y caída de prácticamente todo el mundo
Breve historia de la humanidad a través de sus grandes personajes
Will Cuppy
Ocaso y caída de prácticamente todo el mundo
Breve historia de la humanidad a través de sus grandes personajes
20 noviembre 2020
20 de noviembre
Las hostilidades entre Roma y España se iniciaron el 1 de septiembre de 1556. Aunque el ejército que Paulo IV había puesto en pie de guerra era notable en número, pronto pudo el duque de Alba, tan superior tácticamente, adueñarse de gran parte de los Estados Pontificios, llevando el pánico hasta la propia Roma, donde buena parte de sus habitantes tenían aún el duro recuerdo del saco sufrido en 1527. En todo momento trató el duque de Alba de negociar algún acuerdo, que consiguió cerrar el 20 de noviembre, tras la toma del puerto de Ostia, que era una de las plazas principales sujetas al Pontífice. Pero en enero de 1557 entraba en Italia el duque de Guisa con un ejército y con un objetivo: tomar y adueñarse del reino de Nápoles. Eso supuso una nueva ruptura de Paulo IV con España y que se perdiese buena parte del territorio ocupado; particularmente penosa fue la rendición de Ostia al ejército francés, prácticamente sin combate, lo que sería castigado con la pena capital del jefe de la plaza, Mendoza, que fue degollado, lo mismo que lo había sido por un delito similar Peralta, tras la pérdida de Bujía en 1555; era la forma inexorable con que la Monarquía católica trataba de mantener en pie su Imperio.
Pero la clave de la guerra en Italia estaría en torno a la plaza de Civitella, fuertemente pertrechada por el duque de Alba y a la que inútilmente puso asedio el de Guisa en la primavera del 57.
Y comenzó el retroceso del francés, siempre acosado por el español, cuando llegó a Italia la noticia de la tremenda derrota sufrida por Enrique II en San Quintín, lo que obligaba al rey galo a llamar con toda urgencia al duque de Guisa y a su ejército, que era ya la única fuerza armada que podía oponer frente al avance español en la frontera con Flandes.
Entonces sí que Paulo IV se vio totalmente a merced del duque de Alba, no teniendo más remedio que renunciar a sus pretensiones y a aquella Liga con Francia que tan mal resultado le había dado.
Manuel Fernández Álvarez
Felipe II y su tiempo
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