20 agosto 2008

Epopeya de Gilgamesh (IV)

(IV)
Las criaturas pululantes llegaron, deleitándose su corazón en el agua. En cuanto a él, Enkidu, nacido en las colinas - Con las gacelas pasta en las hierbas, Con las bestias salvajes se abreva en la aguada, Con las criaturas pululantes su corazón se deleita en el agua -

La moza le contempló, al salvaje, Al hombre bárbaro de las profundidades del llano:

«¡Ahí está, oh moza! ¡Desciñe tus pechos, Desnuda tu seno para que posea tu sazón! ¡No seas esquiva! ¡Acoge su ardor! En cuanto te vea, se acercará a ti. Desecha tu vestido para que yazga sobre ti. ¡Muestra al salvaje la labor de una mujer! Le rechazarán las bestias salvajes que crecen en su estepa, Cuando su amor entre en ti».

La moza libertó sus pechos, desnudó su seno, Y él poseyó su madurez. No se mostró esquiva al recibir su ardor. Desechó su vestido y él descansó en ella. Mostró al salvaje el trato de una mujer, (20) Cuando su amor entró en ella. Durante seis días y siete noches Enkidu se presenta, Cohabitando con la moza. Después que (se) hubo saciado de sus encantos, Volvió el rostro hacia sus bestias salvajes. Al verle, Enkidu, las gacelas huyeron, Las bestias salvajes del llano se alejaron de su cuerpo. Sorprendióse Enkidu, su cuerpo estaba rígido, Sus rodillas inmóviles - pues sus bestias salvajes habían huido.

Enkidu hubo de aflojar el paso - no era como antaño Pero entonces tiene [sa]biduría, más [am]plia comprension. (30) Volvióse, sentándose a los pies de la ramera. Mira a la cara de la ramera, Atento el oído, cuando la ramera habla; [La ramera] le dice, a Enkidu:

«¡Tú eres [sabio], Enkidu, eres como un dios! ¿Por qué con las criaturas silvestres vagas por el llano? ¡Ea!, deja que te lleve [a] la amurallada Uruk, Al santo templo, morada de Anu e Istar, Donde vive Gilgamesh, perfecto en fuerza, Y como un buey salvaje señorea sobre el pueblo».

(40) Mientras le habla, sus palabras encuentra favor, Su corazón se ilumina, ansía un amigo. Enkidu le dice, a la ramera:

«¡Arriba, moza! Escóltame Al puro templo sagrado, morada de Anu e Istar, Donde vive Gilgamesh, perfecto en fuerza, Y como un buey salvaje señorea sobre el pueblo. Le retaré [y osada]mente me dirigiré a él,

Gijón, tarde del 19 de agosto

Gijón

15 agosto 2008

de Sinuhé, el Egipcio (1-4)

Pero antes de comenzar mi libro dejaré que mi corazón exhale su llanto. He aquí cómo mi corazón de desterrado lamenta su dolor:
Que el que ha bebido una vez agua del Nilo aspire a volver a ver el Nilo, porque ninguna otra agua apagará su sed.
Que el que ha nacido en Tebas aspire a volver a Tebas, porque en el mundo no existe ninguna otra villa parecida a ésta. Que el que ha nacido en una callejuela tebaida aspire a volver a ver esta callejuela; en un palacio de cedro echará de menos su cabaña de arcilla; en el perfume de la mirra y de los buenos ungüentos aspira el olor del fuego de boñiga seca y del pescado frito.
Cambiaría mi copa de oro por el tarro de arcilla del pobre si tan sólo pudiese hollar de nuevo el suave terruño del país de Kemi. Cambiaría mis vestiduras de lino por la piel endurecida del esclavo si tan sólo pudiese oír aún el murmullo de los cañaverales del río bajo la brisa de la primavera.
El Nilo se desborda, como joyas las villas emergen de su agua verde, las golondrinas vuelven, las grullas caminan por el fango, pero yo estoy ausente. ¿Por qué no seré una golondrina, porqué no seré una grulla de alas vigorosas para poder volar ante mis guardianes hacia el país de Kemi?
Construiría mi nido sobre las columnas policromadas del templo de Amón, en el resplandor fulgurante y dorado de los obeliscos, en el perfume del incienso y de las víctimas de los sacrificios. Construiría mi nido sobre el techo de una pobre cabaña de barro. Los bueyes tiran de las carretas, los artesanos pegan el papel de caña, los mercaderes vocean sus mercancías, el escarabajo va empujando su bola de estiércol sobre el camino empedrado.
Clara era el agua de mi juventud, dulce era mi locura. Amargo y ácido es el vino de mi vejez, y el pan de miel más exquisito no vale el duro mendrugo de mi pobreza. ¡Años, dad la vuelta y volved!
¡Amón, recorre el cielo de Poniente a Levante a fin de que vuelva a encontrar mi juventud! No puedo cambiar una sola palabra, no puedo modificar ningún acto. ¡Oh, esbelta pluma de caña, oh, suave papel de caña, devolvedme mis vanas acciones, mi juventud y mi locura!
He aquí lo que ha escrito Sinuhé, desterrado, más pobre que todos los pobres del país de Kemi.

Enriketa ve un fantasma