21 febrero 2008
EL CIELO GANADO
El día del Juicio Final, Dios juzga a todos y a cada uno de los hombres. Cuando llama a Manuel Cruz, le dice:
-Hombre de poca fe. No creíste en mí. Por eso no entrarás en el Paraíso.
-Oh Señor -contesta Cruz-, es verdad que mi fe no ha sido mucha. Nunca he creído en Vos, pero siempre te he imaginado.
Tras escucharlo, Dios responde:
-Bien, hijo mío, entrarás en el cielo; mas no tendrás nunca la certeza de hallarte en él.
-Hombre de poca fe. No creíste en mí. Por eso no entrarás en el Paraíso.
-Oh Señor -contesta Cruz-, es verdad que mi fe no ha sido mucha. Nunca he creído en Vos, pero siempre te he imaginado.
Tras escucharlo, Dios responde:
-Bien, hijo mío, entrarás en el cielo; mas no tendrás nunca la certeza de hallarte en él.
Gabriel Cristián Taboada (Buenos Aires, 1972).
JORGE LUIS BORGES & ADOLFO BIOY CASARES en CUENTOS BREVES Y EXTRAORDINARIOS
20 febrero 2008
Roma capital de un Imperio
En el año 64, Josefo fue encargado de ir a Roma con la misión de solicitar la libertad de dos fariseos detenidos por la autoridad romana. Allí fue presentado a Popea, a la que halló bien dispuesta en favor del pueblo Mío, como resultado de los informes que había recibido de un comediante judío llamado Alitiros. Gracias a Popea, Josefo obtuvo éxito en su demanda: sus compatriotas fariseos fueron puestos en libertad y, por añadidura, recibió de la emperatriz algunos regalos. Se cree que de esa estancia en Roma provino su sentimiento, si no de lealtad inmediata hacia los romanos, por lo menos la convicción de que el poder romano era invencible, y desafiarlo constituía una locura de los judíos. Cuando, poco después de regresar a Judea, estalló la revuelta del año 66 se puso a su servicio, pero con una confianza ya desfallecida por anticipado.
sobre el libro "Las Guerras de Los Judíos" de Flavio Josefo
19 febrero 2008
18 febrero 2008
PARADOJA DE TRISTRAM SHANDY
Tristram Shandy, como todos sabemos, empleó dos años en historiar los primeros dos días de su vida y deploró que, a ese paso, el material se acumularía de invenciblemente y que, a medida que los años pasaran, se alejaría más y más del final de su historia. Yo afirmo que si hubiera vivido para siempre y no se hubiera apartado de su tarea, ninguna etapa de su biografía hubiera quedado inédita. Hubiera redactado el centésimo día en el centésimo año, el milésimo día en el milésimo año, y así sucesivamente. Todo día, tarde o temprano, sería redactado. Esta proposición paradójica, pero verdadera, se basa en el hecho de que el número de días de la eternidad no es mayor que el número de años.
de Bertrand Russell, Mysticism and Logic (1917). Publicado por JORGE LUIS BORGES & ADOLFO BIOY CASARES en CUENTOS BREVES Y EXTRAORDINARIOS
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