11 junio 2025

Paisaje virgiliano

de Virgilio --- ¡Títiro! Recostado tú bajo la fronda de una extendida haya ensayas pastoriles aires con tenue caramillo; nosotros abandonamos los lindes patrios y nuestros dulces campos; de la patria huimos; tú, Títiro, despreocupado a la sombra, enseñas a las selvas a repetir el nombre de tu hermosa Amarilis.

08 junio 2025

Ruinas

ruinas --- Y a lo mejor iba a decir más doña Lucía, pero en ese instante levantó el vuelo de entre las piedras caídas de la pared de la espadaña de la ermita una lechuza o búho, haciendo un tal ruido con su aleteo para ir a acomodarse en su lugar, que les cortó la conversación; y el señor Juan dijo: —¡Mira tú qué hará aquí este bicho solitario! Pero luego se corrigió enseguida, y añadió que, como decía el otro guarda del pinar que estuvo antes que él, esta familia de las lechuzas y los búhos tenían una fidelidad a las iglesias como un perro a su amo; porque se decía que se bebían el aceite de la lámpara del Santísimo Sacramento, pero no debía de ser así, porque el caso era que se quedaban en las iglesias, cuando ya no había que encender ninguna lámpara de presencia o ausencia, y la gente ya no iba ni atendía el edificio para nada; y también en las iglesias medio caídas o caídas del todo, y lloviese, nevase o hiciera frío o calor. De modo que allí no había lámparas de aceite, pero esos bichos allí estaban con sus ojos como con gafas anchas de aros de oro, tranquilos y asombrados; y por algo sería esa querencia que tenían, y ya no tiene nadie en este mundo, más que ellos." LA QUERENCIA DE LOS BÚHOS CUENTOS JOSÉ JIMÉNEZ LOZANO

07 junio 2025

Romance del conde Arnaldos

Romance del conde Arnaldos

¡Quién hubiese tal ventura
sobre las aguas del mar
como hubo el conde Arnaldos
la mañana de San Juan!
Con un falcón en la mano
la caza iba a cazar,
vio venir una galera
que a tierra quiere llegar.
Las velas traía de seda,
la jarcia de un cendal,
marinero que 1a manda
diciendo viene un cantar
que la mar facía en calma
los vientos hace amainar,
los peces que andan nel hondo
arriba los hace andar,
las aves que andan volando
nel mástil las faz posar.
Allí fabló el conde Arnaldos
bien oiréis lo que dirá:
—Por dios te ruego, marinero,
dígasme ora ese cantar.
respondióle el marinero,
tal respuesta le fué a dar:
—Yo no digo esa canción
sino a quien conmigo va.

ANONIMO. Romance del Conde Arnaldos

(Hacia cl siglo XV)


Romance del conde Arnaldos es una de las piezas más enigmáticas y sugestivas del romancero viejo. Su belleza no radica en una historia desarrollada, sino en la atmósfera de misterio y simbolismo que evoca. La escena, aparentemente sencilla —un conde que ve pasar una galera y escucha una canción— esconde una profundidad casi mística. La fuerza del poema reside en lo no dicho, en el suspenso con que finaliza, dejando al lector con una sensación de asombro e inquietud.

EN


Juan Bautista Bergua

Las mil mejores poesías de la lengua castellana