21 abril 2022

Sobre el comienzo de unos libros... Hoy: Jaroslav Hasek, Las aventuras del valeroso soldado Schwejk

 —De modo que nos han matado a Fernando —dijo la sirvienta al señor Schwejk, el cual hacía años que, habiendo sido declarado tonto por la comisión médica militar, había abandonado el servicio y vivía de la venta de perros, feos monstruos de malas razas, falsificando sus árboles genealógicos.
Además de esta ocupación padecía reumatismo y ahora precisamente se frotaba la rodilla con linimento alcanforado.
—¿Qué Fernando, señora Müller? —preguntó Schwejk sin dejar de darse masajes en la rodilla—. Conozco a dos Fernandos. Uno es criado del droguero Pruscha y alguna vez se ha equivocado y ha bebido tinte para el pelo, y luego conozco también a Fernando Kokoschka, que anda recogiendo estiércol. El mundo no se pierde nada con ninguno de los dos.
—¡Pero señor! Ha sido al archiduque Fernando, al de Konopischt, al gordo y piadoso.
—¡Jesús María! —exclamó Schwejk—. ¡Qué curioso! Y ¿dónde le ha ocurrido eso al señor archiduque?
—En Sarajevo. Lo han matado con un revólver, señor. Fue allá en automóvil con la archiduquesa.
—¡Vaya, señora Müller! ¡En automóvil! Sí, un señor como él puede permitirse ese lujo y no piensa ni por un momento que un viaje así puede acabar en desgracia. Y además en Sarajevo, que es Bosnia, señora Müller. Seguro que lo han hecho los turcos. Es que no hubiéramos debido quitarles Bosnia y Herzegovina. Bueno, señora Müller: ¡de modo que el archiduque descansa en el seno divino! ¿Ha sufrido mucho?
—El archiduque se fue en seguida, señor. Ya sabe, un revólver no es ninguna broma. 

Jaroslav Hasek
Las aventuras del valeroso soldado Schwejk

Las aventuras del valeroso soldado Schwejk es, tal vez, la obra de la literatura checa más conocida fuera del país, ya que al poco de ser publicada se tradujo a varios idiomas y fue objeto de adaptaciones teatrales y cinematográficas. Constituye una sátira mordaz y divertida contra lo absurdo de las guerras. Su protagonista, Schwejk, con astuto desamparo y ladina sandez, libra su guerra privada contra la maquinaria militar como un Sancho Panza de la Primera Guerra Mundial, y empleando la estupidez como refinamiento se transforma en un estratega capaz de desarmar a quien sea. En una serie de divertidos episodios y en el trato con sus múltiples y siempre limitados superiores, Schwejk cumple su deber de obediencia de tal manera que todas las órdenes llevan al absurdo y deja en ridículo a las autoridades reconocidas.

Fuchsia, Pendientes de la reina

Fuchsia, Pendientes de la reina,

20 abril 2022

Sobre el cuco - hasta que el cuco de la primavera con ajadas plumas provocó su piedad y traicionó su verdad.

LAMENTO POR PASIFAE
¡Sol agonizante, brilla tibio un poco más!
Mi ojo, empañado por las lágrimas, empañará el tuyo,
conjurándote a brillar y a no moverte.
Tú, sol, y yo hemos trabajado todo el mediodía
bajo una opresiva nube sin rocío—
un vellón dorado ahora por nuestra pena en común
porque ésta será una noche sin luna.
¡Sol agonizante, brilla tibio un poco más!
Ella no fue infiel: era muy mujer,
sonriendo con terrible imparcialidad,
soberana, con corazón sin igual, adorada por los hombres,
hasta que el cuco de la primavera con ajadas plumas
provocó su piedad y traicionó su verdad.
Fue entonces cuando ella, que brilló para todos, renunció a sí misma,
y ésta debe ser una noche sin luna.
¡Sol agonizante, brilla tibio un poco más!

Robert Graves
Cien poemas

Los poemas recopilados aquí constituyen una pequeña pero representativa selección de la obra de Robert Graves, extraída de su último volumen Collected Poems, publicado en Inglaterra en 1975. Graves ocupa una posición solitaria y única entre los poetas ingleses del siglo XX; durante más de sesenta años, como poeta practicante y dedicado a su labor, ha evitado todas las modas y movimientos poéticos y ha caminado siempre su propio camino, siguiendo la tradición inglesa del poema lírico clásico. Él es el individuo, el forastero casi, de la literatura inglesa contemporánea.
Sus libros de poemas, mucho más complejos que su obra narrativa, hacen de él uno de los grandes poetas en lengua inglesa de nuestro siglo. La selección de cien poemas que hoy ofrecemos ha sido realizada y traducida magistralmente por la también escritora Claribel Alegría (en colaboración con Darwin J. Flakoll), que tuvo la ventaja de ser vecina de Graves en el pueblecito de Deyá y de poder consultar con él y recabar su ayuda para mejor llevar a término su trabajo.


Cistus salviifolius o jara de hoja de salvia

 Cistus salviifolius o jara de hoja de salvia

19 abril 2022

Sobre el cuco - o un huevo de cuco en un nido de mirlos,

ÉPOCAS DE JURAMENTOS
Encontrar un tulipán
en medio de primaveras silvestres de túmulos silvestres,
o un huevo de cuco en un nido de mirlos,
o un hongo gigante, una cesta entera—
¡Las memorables proezas de la niñez!
Hace tiempo, junto a los terraplenes, excavando en la tierra,
mi vara sacó a luz una cuenta de ámbar romano…
Lo extraviado, lo extravagante, lo indescifrado
me atraía: para cuadros simples no tenía el ojo.
¿Juré obediencia entonces
a lo inusitado y no (como pensaba) a la verdad?—
¿Me convertí en virtuoso, y esto también,
más tarde, de cuadros simples, al cansarme
de unicornios y ponzoñas?
¿Olvidé cómo saludar con sencillez
ese cuadro especial, cómo conocer profundamente
el placer compartido por corazones rectos?
¿Y tiene esto que empezar de nuevo, con juramentos
sobre el libro verdadero, en el nombre verdadero,
tartamudeando ahora mi alabanza de ti,
como un muchacho que confiesa su primer amor?

Robert Graves
Cien poemas

Los poemas recopilados aquí constituyen una pequeña pero representativa selección de la obra de Robert Graves, extraída de su último volumen Collected Poems, publicado en Inglaterra en 1975. Graves ocupa una posición solitaria y única entre los poetas ingleses del siglo XX; durante más de sesenta años, como poeta practicante y dedicado a su labor, ha evitado todas las modas y movimientos poéticos y ha caminado siempre su propio camino, siguiendo la tradición inglesa del poema lírico clásico. Él es el individuo, el forastero casi, de la literatura inglesa contemporánea.
Sus libros de poemas, mucho más complejos que su obra narrativa, hacen de él uno de los grandes poetas en lengua inglesa de nuestro siglo. La selección de cien poemas que hoy ofrecemos ha sido realizada y traducida magistralmente por la también escritora Claribel Alegría (en colaboración con Darwin J. Flakoll), que tuvo la ventaja de ser vecina de Graves en el pueblecito de Deyá y de poder consultar con él y recabar su ayuda para mejor llevar a término su trabajo.

Bupleurum fruticosum, Adelfilla de las apiáceas

 Bupleurum fruticosum, Adelfilla de las apiáceas,

18 abril 2022

Sobre el cuco - A Atenea le fueron concedidas las de cuervo, garza y búho, y más tarde le quitó el cuco a Hera.

La mayoría de los jonios, cuando por primera vez reconocieron la autoridad de la Triple Diosa, habían permitido a sus hijos varones iniciarse en las hermandades secretas pelasgas que la asistían en su culto.
Los eolios habían hecho lo mismo. Cada hermandad tenía un demonio, encarnado en alguna bestia o pájaro cuya carne causaba la muerte al ingerirse, excepto en algunas ocasiones solemnes, y sus miembros se reunían regularmente para realizar danzas dedicadas al demonio, en las cuales imitaban el andar y las costumbres de la bestia o del pájaro sagrado y se disfrazaban con su cuero, o su pelo, o su plumaje. Su jefe representaba al demonio y recibía de él su inspiración. Algunas veces la elección de la hermandad la hacia la propia madre para su hijo antes de su nacimiento si algún animal le había llamado la atención, en sueños o despierta. Pero, por regla general, la hermandad comprendía a todos los miembros varones de media tribu. Así pues, los sátiros de Tesalia y los silenos de Fócide pertenecían a la hermandad de la Cabra; los centauros del Pelión a la del Caballo, algunos de los magnesios a la hermandad del Leopardo, los crisios de Fócide a la de la Foca y en Atenas había hombres-búho. Las mujeres tenían sociedades similares y la diosa no permitía a ninguna mujer que tomara un amante de su misma hermandad —de este modo un hombre-león podía tener relaciones con una mujer de la hermandad del Leopardo y una mujer-león con un hombre-leopardo, pero jamás un hombre-león con una mujer-león ni un hombre-leopardo con una mujer-leopardo—, una regla que sin duda tenía como finalidad unir las desparramadas tribus en una armonía de afectos, con el agradable ir y venir que esta costumbre imponía. Pero en prueba de que todos los demonios de las diferentes hermandades estaban sometidos a la Triple Diosa, todos los años se celebraba un holocausto en honor suyo: cada hermandad enviaba su animal macho sagrado, bien atado, al santuario más próximo para quemarlos allí todos juntos en una crepitante hoguera.
Los aqueos miraban con natural recelo a estos demonios por su lealtad a la Triple Diosa y por el promiscuo amor que infundían en sus adoradores. El rey Esténelo adoptó la política de suprimir cuantas sociedades pudiera y de someter el demonio de todas las que quedaban a algún miembro de la familia olímpica. Así pues, alegó que Zeus no sólo poseía su carácter de carnero por el hecho de haber sido adorado por pastores, sino que además podía perfectamente ser venerado como toro, águila, cisne, palomo y gran serpiente. A Hera se le permitió retener su poder sobre el león, el cuco, y el torcecuellos. A Apolo, que anteriormente había sido un demonio ratón, le concedieron las identidades de lobo, abeja, delfín y halcón. A Atenea le fueron concedidas las de cuervo, garza y búho, y más tarde le quitó el cuco a Hera. A Artemisa le dieron el pez, el ciervo, el perro y el oso. A Poseidón el caballo y el delfín.
A Hermes el lagarto y la serpiente pequeña. A Ares el jabalí, y así sucesivamente. Los pelasgos se encolerizaron cuando Poseidón se adjudicó el título de dios Caballo y, como protesta por este hecho, colocaron una efigie de la madre de Cabeza de Yegua llamada Yegua Furiosa en una de sus ciudades, pues el caballo proclama sin lugar a dudas la soberanía de la Triple Diosa por la luna que imprimen sus cascos. Estos y otros cambios desconcertantes en la religión griega, que incluían la inauguración de un nuevo calendario, fueron explicados a los visitantes congregados en Olimpia en un espectáculo solemne, organizado por los heraldos del dios Hermes, con el cual pusieron fin a la conferencia. Hubo una representación pantomímica de la castración, por mano de Zeus, de su supuesto padre Crono —después de lo cual felicitaron a Zeus coronándolo con ramas de olivo silvestre y tirándole hojas de manzanos—, de los matrimonios de Hera y Zeus, de Poseidón y Anfitrite y de Hefesto y Afrodita; de los renacimientos de Ares, Hefesto y Atenea; de la sumisión de las bestias y de los pájaros, nada uno ante su nuevo amo o señora —en resumen, de todas las novedades mitológicas que se habían acordado. Estas representaciones terminaron con una animada exhibición de los doce olímpicos sentados juntos a la mesa, llevando las vestiduras apropiadas a sus nuevas caracterizaciones y atributos. Cada deidad estaba representada por algún rey, sacerdote o sacerdotisa, y el papel de Zeus lo desempeñaba Esténelo de Micenas, que en una mano llevaba el áureo cetro de Perseo con cabeza de perro y en la otra el escudo de la aversión con una cara gorgónea.

Robert Graves
El vellocino de oro


Enriketa ve un fantasma