26 mayo 2021
25 mayo 2021
25 de mayo
Primera operación de la vista: 25 de mayo
La operación de cataratas habrá de imponer a Galdós unos meses de silencio literario. Se realizó en mayo y en el domicilio de Alberto Aguilera, cuidadosamente preparado para tal hecho. Se operó entonces el ojo izquierdo de Galdós. El doctor Márquez se mostraba optimista y animaba al paciente y a la familia. Pero al hacer la incisión encontró el cirujano un globo ocular, un cristalino y una catarata demasiado grandes. No había modo de extirpar la catarata entera, lo que le desesperó. ¡Cuánto tuvo que sufrir el paciente esperanzado! Esa operación era entonces dolorosísima. Hizo lo que pudo el especialista que, según todas las noticias, estaba inconsolable. La familia y el enfermo debían estarlo más. El resultado, pues, no fue bueno, pero no se pierde la esperanza. El recién operado tranquilizará a Teo indicándole que le aseguraban que «muy pronto veré mosquitos en el horizonte» (Smith, pág. 768). En los meses siguientes, don Benito irá recuperándose. A veces parecía optimista, pero pero las más se desesperaba. No era buen enfermo, y se negaba a dejar de fumar. Tardó en recuperarse. Y le quedaba nueva prueba el próximo año, 1912, para quitar la catarata del ojo derecho.
24 mayo 2021
24 de mayo
Sandokán reclamó silencio con un gesto, hizo subir a bordo a los que mandaban los praos y a la mayor parte de sus tigres, y leyó en voz alta:
Nosotros, Sandokán, llamado el Tigre de Malasia, expríncipe de Kini-Ballou, y Yáñez de Gomara, legítimos propietarios de la isla de Mompracem notificamos al señor gobernador de Labuán que desde hoy declaramos la guerra a Inglaterra, al raja de Sarawak y al hombre que se hace llamar el Rey del Mar, protegido de ellos.
Sandokán y Yáñez de Gomara.
A bordo del Rey del Mar, 24 de mayo de 1868.
23 mayo 2021
23 de mayo
PROCLAMA
El General de la Division de los Andes a todos los habitantes de las Provincias de Cuyo
Ministros del santuario: Elevad al Ser Supremo fervorosos sacrificios, y pedidle con la efusión de vuestros piadosos corazones que suspenda el azote de la guerra fratricida en que yace la República Argentina.
Honorables RR. de las legislaturas provinciales: A vosotros toca el deber sagrado de dictar leyes análogas y benéficas al pueblo que os honró con tan alto cargo. La generosidad de los Gobiernos litorales, de esos padres de la República, que sin reparar en sacrificios os han puesto en plena libertad para ejercer vuestras funciones, no entre el estruendo de las armas, sino en el silencio y reposo de la más perfecta tranquilidad.
Jefes Militares: Respetad y obedeced la autoridad civil; estad siempre en vigilia para sostenerla contra todo aquél que intente derrocarla; éste es vuestro deber.
Ciudadanos Todos: Respetad la religión de nuestros padres y sus ministros, las leyes que nos rigen y las autoridades constituídas. Si así lo hiciereis, seréis felices y no tendréis motivo de arrepentimiento.
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