20 mayo 2021

20 de mayo

La mañana del miércoles la gente se echó a la plaza a comentar lo ocurrido durante la noche: un incendio había destruido el almacén de Tomás el talabartero, mientras su hija había despertado con una extraña dolencia que la hacía tiritar, que le obligaba a permanecer en el lecho, desvariando, y que el licenciado Egaña no acertaba a curar a pesar de haberla sangrado copiosamente y de haberla obligado a beber una pócima que él mismo había preparado con el jugo de ciertas plantas.

—Es obra de brujería —aseguró Serapia la sacristana.

Los comentarios fueron agigantándose de boca en boca, extendiéndose desde los corrillos que se formaban en la plaza y en la fuente y a la salida de la iglesia hasta los dispersos caseríos y los pueblos cercanos. Las mujeres que lavaban la ropa en el arroyo corrieron a sus casas antes del atardecer. Apenas se ocultó el sol atrancaron puertas y ventanas y en todas las habitaciones, sobre todo en las de los niños, colocaron cruces, imágenes de Jesús y de María y escapularios.

Por las calles de Madrid

Por las calles de Madrid

19 mayo 2021

19 de mayo.

Llegó la noche sin noticias de Konovalenko. Svedberg llamó para avisar de que ya estaba en casa, si lo necesitaba. Por su parte, Wallander llamó a Sten Widén aunque, en realidad, no tenía nada nuevo que decirle. A las diez de la noche mandó a su padre a la cama. Hacía una noche clara de primavera. Se sentó un momento en los peldaños de la escalera, junto a la puerta de la cocina. Una vez que estuvo seguro de que su padre dormía, llamó a Riga para hablar con Baiba Liepa, pero no hubo respuesta. Lo intentó de nuevo media hora más tarde. Baiba ya estaba en casa. Con mucha calma, le contó que su hija había sido secuestrada por un hombre muy peligroso. Le confesó que no tenía con quién hablar, lo que, en aquel preciso momento, era cierto. Después le pidió disculpas de nuevo por aquella ocasión en que la había llamado y la había despertado cuando estaba bebido.

Por las calles de Madrid

 Por las calles de Madrid

18 mayo 2021

18 de mayo

 Domingo, 18 de mayo de 2008; 1:25 p. m.

Entiendo lo que me dice del cuento de Atlantic Monthly, Néstor, ¿cómo no le voy a entender? Pero haga un esfuerzo usted también, y póngase en mi lugar. Me temo que nos encontramos en longitudes de onda completamente diferentes, no me refiero a nuestras personalidades. Me refiero a la circunstancia de los exámenes finales. En estos momentos, si le digo la verdad, sólo puedo pensar en los trabajos que tengo que escribir. Me encuentro en un punto muerto con uno de los proyectos que tengo que presentar. Nada más lejos de mí que ponerme a pensar en asuntos literarios, de los que por otra parte sé muy poco. No se lo tome a mal. No es egoísmo, es que no tengo elección. De lo que me alegro sinceramente es de saber que Frank se ha recuperado y pronto podrá volver a casa. En fin, espero poder hacerle caso debidamente muy pronto. ¡Deséeme suerte, Néstor!

Salvia microphylla

Salvia microphylla

17 mayo 2021

17 de mayo

17 de mayo. — ¿Qué me importan ahora los ruidos del mundo y los ruidos del estudio? ¿Qué me importan ésos a los que la pereza y la languidez encorvan a mi lado? Esta mañana, todas las frentes, abotargadas por el sueño, estaban pegadas a las mesas; un ronquido, semejante al toque de clarín del juicio final, un ronquido sordo y lento se elevaba de este vasto Getsemaní. Yo, estoico, sereno, erguido, y alzándome por encima de todos aquellos muertos como una palmera por encima de las ruinas, despreciando los olores y los ruidos incongruos, apoyaba la cabeza en mi mano, escuchaba palpitar mi corazón lleno de Thimothina, ¡y mis ojos se hundían en el azul del cielo, entrevisto por el cristal superior de la ventana!…

Arthur Rimbaud
Un corazón bajo una sotana

Considerado en un principio como la «travesura» de un muchacho, Un corazón bajo una sotana es más bien un texto clave y de claves, cuyas sombras ayudan a la comprensión de buena parte de la obra más agresiva de Arthur Rimbaud, e incluso de su postura vital frente a la poesía y quizá de su abandono definitivo. Bajo la aparente chiquillada de alguien que se entretiene en los bancos del colegio garrapateando un relato sin mucho sentido, un análisis minucioso ha descubierto, más allá de su tufo anticlerical y obsceno, distintas capas de lectura que habían pasado desapercibidas en su momento y que lo convierten en el texto más complejo de Rimbaud.
El primer plano, con su tufo de anticlericalismo y obscenidad, describe una realidad cotidiana: un ambiente estudiantil con falta de higiene, lleno de jerga sexual. En un segundo plano, el joven Rimbaud somete los clichés del movimiento romántico a una lectura erótica que los mancilla con significaciones escatológicas y obscenas. Una tercera lectura tendría una clave histórica, en función de ciertas alusiones a miembros de la familia imperial.

Enriketa ve un fantasma