14 mayo 2025
13 mayo 2025
Una piedra ofrecida y aceptada. Leyenda
Una piedra ofrecida y aceptada. Leyenda
En todas las ciudades de Judea había un festivo revuelo, un incesante trajín para preparar ofrendas y víctimas y llevarlas a Jerusalén, y todos los caminos que conducían a la santa ciudad estaban llenos de solícitos oferentes que hacían resonar los aires con alegres canciones.
En medio de este tumulto festivo, el pío Haniná caminaba triste, muy triste, con la cabeza baja. Ardía el buen hombre en deseos de dirigirse también a Jerusalén, pero se avergonzaba de ir sin ofrendas. Y no tenía medio alguno de adquirirlas, porque era tan pobre que apenas tenía para sustentar la vida.
El espectáculo de aquel bullicio redoblaba su melancolía, y así se salió de la ciudad y fue a sentarse sobre unas ruinas; y allí por entre los escombros daba vueltas apresurado. En uno de sus paseos tropezó con una gran piedra, se detuvo y le vino a la mente una idea. Ya que —dijo para sí— no puedo llevar otra cosa, llevaré esta piedra y la consagraré al Templo.
Contento con aquella idea, se puso con toda el alma a trabajar la piedra: la limpió, la pulió, la abrillantó y la adornó con bellos colores. Satisfecho de su obra, se dispuso a dar cima a su pensamiento. Pero el pobre hombre no había contado con lo mejor. ¿Cómo llevar aquel grave peso hasta Jerusalén? Ante este imprevisto obstáculo, el mísero volvió a caer en profunda tristeza.
Entretanto, he aquí que pasan cerca de él dos robustos obreros. Haniná se reanima, los llama y les pregunta cuánto querrían por llevar aquella piedra a Jerusalén.
–Cien monedas —respondiéronle.
–¡Cien monedas! —repite espantado el doctor—. No podría daros más de cinco.
Y con las lágrimas en los ojos, se apoya en su amada piedra y ruega.
Pasan otros dos obreros, se acercan a él, le preguntan su deseo, le proponen contentarle por la gracia de cinco monedas: se hacen cargo de la piedra, y en un abrir de ojos he aquí a todos en Jerusalén.
El piadoso varón va a pagarles, se vuelve y... habían desaparecido. Eran dos ángeles.
Rafael Cansinos Assens (traductor)
BELLEZAS DEL TALMUD
(ANTOLOGÍA HEBRAICA)
12 mayo 2025
12 de mayo
12 de mayo. Pido que se me permita exponer los hechos en toda su desnudez, en toda su crudeza, a fin de que sea posible verificarlos en los libros y no sea posible ponerlos en duda. Debo tratar de que no se confundan con lo que he podido observar por mí mismo, ni con mis recuerdos. Ayer noche, cuando el conde salió de su habitación para acudir a mi encuentro, comenzó a interrogarme sobre cuestiones de derecho y el modo de tratar ciertos asuntos. Precisamente, como no sabía en qué pasar el tiempo y mantener la mente ocupada, había estado todo el día consultando varios volúmenes y refrescando diversos temas que estudié en Lincoln’s Inn. Como en las preguntas del conde existía cierto orden, cierta ilación, trataré de respetar dicho orden al reproducirlas. Lo cual, seguramente, me será útil algún día.
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